30/10/2021   Reflections by Diego Garcia Carrera (ESP) after the Olympic Games






 

 

 

The odyssey of walkers and marathoners in Sapporo: "Cracks on the track, bad food ..."

 
Diego García, sixth in 20 kilometers in Tokyo, explains in this interview with “La Razon” in Madrid the harsh conditions they had at the Games before being able to compete.
 
Diego Garcia has already started the preseason and is already preparing a 2022 with the double challenge of the World and European Championships
At the moment he runs and works on strength with the group led by José Antonio Quintana in Madrid. After that, the kilometers and kilometers will start to walk, and then tune into the speed ranges in search of fast pace.
The situation is gradually changing and now, for example, you can take a shower in the Blume, which pandemic restrictions prevented until recently.
 
We are facing a 2022 full of challenges, because the consequences of Covid are still being felt: since in 2020 everything was suspended, next season will have a double ration: World (15-24 July, in Eugene, USA) and European (August 15-21, Munich).
The danger in these situations is that in the end you don't finish preparing yourself well for any of them and that's what we don't want to happen. We will prepare 100% for the first, the World Cup, which is the most important, and then we will try to maintain that level for the European Championship at the end of August. There was also a possibility that it was to choose, but for me the problem in athletics is that the walkers compete very little in front of the fans who then have difficulty remembering us, and therefore we must take advantage of it. "
 
A year that was also very important for the Madrid walker closes behind him because he competed in his first Olympics. In those of Rio 2016 he remained at the gates, for a trifle. In Tokyo, at the age of 25, he was sixth in 20 kilometers and was left with a "bittersweet" feeling.
I went through several stages. Before the stress, being excluded from the tests that they did, which were many and could leave you out at any time. Until I set foot on the asphalt of the race, already with the number up, with the rings and others, I didn't feel like an Olympian ”. Then came happiness.
“The fullness of having reached the goal of so many years. It's a time when tears come to your eyes, but I had to get to work right away because the race was starting,” he continues.
And then, to suffer: “It was hard, the kind you don't like because of the heat and humidity. Now I appreciate the sixth Olympic place more, but when I crossed the finish line the first thing I heard was that I had lost a medal, not that I had won a diploma”.
 
And then it was tough, what he and his teammates had to go through before they got to race day, and not just because of the covid.
It's been nearly three months since the Games ended, but there are still some stories to tell, like this Sapporo Odyssey.
The extreme conditions in Tokyo pushed race walking and marathon 900 kilometers north, where they were still tough, but a little less. The problem there was another.
"A drama. Depressing," recalls Diego. "They confined us to a hotel to walk and marathon people alone, they didn't prepare the food well. Something fundamental in any athletics championship. It was horrible. I talked to my coach, to my psychologist (I who worry about finding a nit and criticizing always think I deserve it), but they told me it was better not to accumulate stress. But it was an absolute disappointment", he insists.
 
"A breakdown. We tried not to affect much psychologically, but having spent so much time training hard and then discovering that it seems that we are the ones who are going there to invade their territory, that no one wanted us or saw us, that we had to train in a sports center since the '70s with cracks in the ground, no place for anyone, no normal food… ”, and continues pointing out what had to be improvised to eat well.
I brought half a kilo of loin to Japan in my suitcase, ham, several sachets of ColaCao, cans of tuna ... We are used to these things that happen to us, especially in Eastern Europe, where sometimes the food is very bad. I got along very well, they told me I was crazy because in the Olympic Village you eat very well, and the fact is that in the Village you ate very well, it was a reality. What people didn't count on is that Sapporo would have nothing to do with this. And I have consumed everything, there is nothing left. Nor could I eat ham at all hours for a whole week, I mixed a salad, a bowl of rice and my things; and so almost all the Spaniards. The walkers are more used to it, but the marathoners, who have more professional relationships, were freaking out, realizing that the Olympic Games had to be better organized ”.
 
Natural mind, he was able to have his rematch after everyone competed to go to the closing ceremony. “We were at the Olympic Village after the races and we experienced the Olympic atmosphere, which had nothing to do with Sapporo. All the Spaniards got together, and with the Italians we are the ones who give more life to any situation, and it was 48 hours that I had experience ”.
 
 
 
 
 

 

 

(Version española)

 

 

 

La odisea de marchadores y maratonianos en Sapporo: “Grietas en la pista, mala comida …”

 

Diego García, sexto en 20 kilómetros en Tokio, explica explica en esta entrevista con “La Razón” en Madrid las condiciones penosas que tuvieron en los Juegos antes de poder competir. 

 

Diego García ya ha comenzado la pretemporada, y ya prepara un 2022 con el doble reto de Mundial y Europeo

De momento corre y hace trabajos de fuerza con el grupo que dirige José Antonio Quintana en Madrid. Después, ya empezarán a marchar, los kilómetros y kilómetros, para más adelante ir afinando con las series en busca de velocidad y ritmos altos. La situación va cambiando poco a poco y ahora, por ejemplo, se pueden duchar en la Blume, lo que las restricciones pandémicas impedían hasta hace no tanto.

 

Por delante hay un 2022 cargado de desafíos, porque las consecuencias del Covid se siguen notando: como en 2020 se suspendió todo, la próxima temporada tendrán ración doble: Mundial (15-24 julio, en Eugene, EE UU) y Europeo (15-21 agosto, Múnich). “El peligro de estas situaciones es que al final no termines de prepararte bien para ninguna y eso es lo que no queremos que pase. Nos vamos a preparar al cien por cien para la primera, que encima es la más importante, es el Mundial, y luego intentar mantener ese nivel para el Europeo a finales de agosto. También había una posibilidad que era elegir, pero para mí el problema en atletismo es que competimos poco, de cara a un fan o a que se acuerden de nosotros, y entonces hay que aprovechar”.

 

Por detrás acaba un año que también ha sido muy importante para el marchador madrileño porque disputó sus primeros Juegos Olímpicos. En los de Río 2016 se quedó a las puertas, a nada. En Tokio, con 25 años, fue sexto en 20 kilómetros y le quedó una sensación “agridulce”. 

Pasé por varia fases. Primero el estrés, estar rayado por los test que nos hacían, que fueron un montón y te podían dejar fuera en cualquier momento. Hasta que no pisé el asfalto de la carrera, ya con el dorsal puesto, con los aros y demás, no me sentí olímpico”. Entonces llegó la felicidad. 

La plenitud de haber conseguido el objetivo de tantos años. Es un momento en el que se te saltan las lágrimas, pero me tuve que poner rápido manos a la obra porque empezaba la carrera”, prosigue. 

Y después, a sufrir: “Fue una dura, de las que no se disfrutan por el calor y la humedad. Ahora valoro más es sexto puesto olímpico, pero en el momento de llegar a la meta lo primero que sentí fue que había perdido la medalla, no que había ganado el diploma”.

 

Y para duro, lo que tuvieron que pasar tanto él como sus compañeros antes de llegar al día de la prueba, y no sólo por el covid. 

Han transcurrido casi tres meses desde el final de los Juegos, pero quedan algunas historias por contar, como esta odisea de Sapporo. 

Las extremas condiciones de Tokio se llevaron la marcha y el maratón 900 kilómetros al norte, donde seguían siendo duras, pero algo menos. El problema allí fue otro. “Un drama. Deprimente”, recuerda Diego. “Nos confinaron en un hotel a los de marcha y maratón solo, no habían preparado bien ni la comida, algo básico en cualquier campeonato de atletismo. Fue horrible. Yo lo hablé con mi entrenador, con mi psicóloga (yo que soy de montar pollos y criticar lo que creo que nos merecemos), pero me dijeron que era mejor no acumular estrés. Pero fue una decepción absoluta”, insiste.

 

Un bajón. Intentamos que psicológicamente no afectara mucho, pero estar tanto tiempo entrenando duro y encontrarte con que parece que somos los que vamos ahí a invadir, que no nos quería ni ver nadie, que teníamos que entrenar en un polideportivo de los años 70 con grietas en el suelo, sin sitio para nadie, sin comida normal...”, continúa el marchador, que tuvo que improvisar para alimentarse bien. 

A Japón me llevé en una maleta medio kilo de lomo, jamón, varios sobres de ColaCao, latas de atún... Estamos acostumbrados a que nos pasen estas cosas, sobre todo en Europa del Este, que a veces hay comida muy mala. Yo me llevé bastante, me decían que estaba loco porque en la Villa Olímpica se come muy bien, y es que en la Villa Olimpica se comía muy bien, era una pasada; con lo que la gente no contaba es que Sapporo no iba a tener nada que ver. Y lo gasté todo, no quedó nada. Tampoco podía estar comiendo jamón a todas horas durante una semana entera, mezclaba una ensalada, un cuenco de arroz y cosas mías; y así casi todos los españoles. Los de marcha estamos más acostumbrados, pero los de maratón, que tienen tratos más profesionales, estaban flipando, entendiendo que unos Juegos Olímpicos se tenían que organizar mejor.

 

Eso sí, pudo desquitarse después de que todos compitieran para ir a la Ceremonia de Clausura. “Estuvimos en la Villa después de competir y vivimos el ambiente olímpico, que no tenía nada que ver con lo de Sapporo. Nos juntamos todos los españoles, que con los italianos somos los que le damos más vida a cualquier situación, y fueron 48 horas que me llevo de experiencia”.